Entramos en mayo tal y como imaginábamos, pasando del invierno al verano. Con el buen tiempo, todavía inestable, y la luz que no quiere irse, tenemos por delante unas semanas de trabajo que irá dando sus frutos con en el tiempo. En el ayuntamiento siempre es así. Hay periodos de actividad pública agotadores y luego tiempos en que el trabajo interno permite desarrollar los asuntos que protagonizarán también la actividad pública a medio plazo.

A ello hay que añadir las peculiaridades de nuestros meses de mayo-junio, con programa de fiestas, actividades pre-sanmarcialeras y el conjunto de preparativos que desembocan en las fiestas. Pero quiero sobre todo destacar la importancia que tiene lo que hasta hace poco tiempo se consideraban asuntos menores: que la ciudad funcione plenamente en sus servicios públicos y actividades. Hoy no es un asunto de rutina. Las ciudades estamos sufriendo con esta crisis y lo que era casi rutinario hasta hace dos años se está convirtiendo en el centro del trabajo y los esfuerzos públicos. Nos está tocando avanzar luchando contra los elementos, además de las dificultades habituales. Estos han sido años de numerosas inversiones que han permitido que una ciudad como Irun mejore sustancialmente. A la vista está. Desde el año 2000, hemos invertido en Irun más de 200 millones de euros para tener una ciudad mejor y con más calidad de vida. pero tocan otros tiempos. Saber disfrutar y administrar los conseguido y marcarse objetivos adaptados a las nuevas circunstancias y necesidades.

Hoy nuestros retos pasan por mantener los servicios y apoyar a nuestro tejido social y económico. El comercio, la hostelería, la pequeña y mediana empresa, los autónomos, los emprendedores, los empresarios, los sindicatos, los centros de formación … Esos son nuestros retos para que la ciudad esté en buenas condiciones de crear empleo y actividad, en cuanto la crisis empiece a remitir. Por eso una ventanilla única para las iniciativas económicas o un nuevo pacto que ayude a favorecer el empleo, están entre las prioridades de estas semanas.  Pero no solo eso. La crisis hace daño y un ayuntamiento tiene que promover la solidaridad y ayudar a los que están peor. Por eso cambiar las ordenanzas fiscales, para que las bonificaciones y exenciones permitan, que también los que están con peor economía puedan disfrutar de los servicios de Irun. Con nuestro comercio y hostelería tenemos que apuntalar varios miles de empleos y para eso está el nuevo Plan de fomento comercial y hostelero.

En fin, tareas y dificultades por delante, sí, pero un empeño y una constancia por mejorar que mantiene al equipo de gobierno más activo y motivado que nunca. Cerca de nuestros vecinos, todos los días. Escuchando, informando, comprendiendo y trabajando desde la humildad y muchas veces con el viento económico en contra, pero con el impulso y la necesidad de seguir trabajando por Irun.