En el mismo momento en el que el desempleo supera en nuestro país el 26%, los casos de desahucios surgen todos los días, y la inestabilidad salpica prácticamente a todos los sectores y estamentos, una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos es la corrupción y el fraude en la clase política. Me parece terrible.

Porque la política tiene que ser la herramienta con la que todos trabajemos para intentar solucionar y superar los problemas de nuestra sociedad, y desde luego jamás debería haberse convertido en una preocupación.
Aunque era de esperar; los sobres, las cuentas en Suiza, los pseudónimos, las comisiones,… se han convertido en realidades demasiado presentes de nuestra actualidad. Uno no tiene para pagar la hipoteca y escucha indignado que hay quien guarda 22 millones de euros.

Pero me gustaría defender que eso no es la POLITICA. No es por lo menos, la política de quienes entendemos que estamos aquí para intentar mejorar las cosas desde nuestra responsabilidad institucional y nuestro compromiso personal. Y para hacerlo trabajamos con honestidad, entrega, ilusión y transparencia.
Creo sinceramente que la política es imprescindible para desarrollar la democracia como mejor manera de organizar y reconducir nuestros problemas y necesidades. Ahora bien soy consciente de que hay que desempeñar esta responsabilidad con mayor honradez y claridad que cualquier otro oficio.

Defiendo que nuestras paredes tienen que ser de cristal al igual que nuestros bolsillos. Me consta que partimos con la desventaja y el peso de aquellos que se han aprovechado de su posición y han utilizado privilegios mal entendidos en beneficio personal. Pero es injusto decir que la política es eso. Que los políticos somos así. Defiendo mi honestidad y la de muchos hombres y mujeres que trabajan con vocación, eficacia y trasparencia cada día, en política como en cualquier otro ámbito.

Creo que es el momento de recuperar la confianza de los ciudadanos en nuestro trabajo y en nuestro buen hacer.

Hace ya más de año y medio que colgué un compromiso con la ética y la transparencia que plasmaba de manera pública lo que siempre que mantenido y defendido. Sé que hay muchos, muchísimos que como yo, son honrados en su trabajo, no somos noticia, pero somos también parte de la realidad y tenemos que conseguir vencer al desencanto de la ciudadanía ante esa minoría que no representa a los políticos ni a la Política con mayúsculas.

Por eso confío en que, como el efecto mariposa, el pequeño gesto de muchos se convierta en todo un huracán que demuestre que en política también pueden hacerse las cosas bien y de hecho, algunos, estamos intentando hacerlas. Quiero poder seguir diciendo a mis vecinos que soy su alcalde, me dedico a la política, no tengo nada que esconder y estoy orgulloso de ello.