La Paz de los Pirineos supuso el fin de la guerra declarada en el año 1635 por Luís XIII, rey de Francia, a la Monarquía Hispánica. El Tratado, firmado el 7 de noviembre de 1659, no sólo puso fin a la contienda, sino que con él se aprobaron las cláusulas relativas a la reorganización territorial de Europa y a las relaciones comerciales y políticas entre Francia y España. Y fueron precisamente las tierras del Bidasoa las que ofrecieron su escenario a la materialización de estos importantes cambios.
La Isla de los Faisanes tenía una fuerte carga simbólica. Cerca de ella se habían celebrado importantes encuentros dinásticos franco-españoles. Los encargados de la firma del Tratado fueron Luís Méndez de Haro, valido de Felipe IV y el cardenal Mazarino, ministro de Luís XIV. Las negociaciones se iniciaron en agosto y finalizaron el 7 de noviembre. Fuenterrabía e Irun, fueron esos días responsables de hospedar y abastecer a todas las personas que con tales motivos se desplazaron. No sólo a las personas, sino también a todos los animales que habían utilizado para su desplazamiento.