En política, como en la vida, es importante cumplir la palabra. Asumir compromisos y llevarlos hasta el final.

Por eso es importante hacer un programa de gobierno realista y pegado al terreno y trabajar, trabajar mucho, para que aquellas promesas que se hicieron se conviertan en realidades.

Uno puede hacer demagogia y prometer la resolución de problemas complejos con soluciones sencillas. También se puede hablar de grandes proyectos sin haber siquiera sentado las bases más iniciales de nada. Se puede prometer, pero lo más importante es cumplir.

Cuando uno tiene la responsabilidad de gobernar, sabe que los recursos deben siempre acompañar a los discursos. Que para convencer a los demás uno tiene que demostrar solvencia y seriedad, y no limitarse a decir, sin responsabilidad, ni credibilidad, lo que se cree que otros quieren escuchar. Nosotros decimos y hacemos. Y eso creo que es una inmejorable carta de presentación.

A lo largo de cuatro años en el Ayuntamiento de Irun me enorgullece decir que hemos trabajado duro y hemos cumplido muchos de nuestros compromiso. ¿Se podía haber hecho más? Seguro. Pero hemos hecho mucho. Y estamos orgullosos de ello. Y por eso cuando decidimos hacer una rendición de cuentas de estos últimos 4 años de mandato, nos alegró ver las salas del CBA abarrotadas y poder mirar a la cara de quienes estaban allí para decirles que hemos cumplido. Que rendimos cuentas como un ejercicio de transparencia y con la tranquilidad de haber llevado a buen puerto muchas de las ideas que incorporamos a nuestro programa de gobierno en 2015, y muchas de las que se han ido incorporando desde la escucha activa: las visitas a los barrios, las sesiones de El alcalde en los barrios o las numerosas reuniones mantenidas con entidades y asociaciones de todo tipo en estos años.

Porque el esfuerzo ha sido constante. Y quiero hacer público mi agradecimiento al equipo de concejales delegados, de hombres y mujeres, que trabajan en cada una de las delegaciones del Ayuntamiento de Irun. Cada una de ellas, cada uno de ellos, desde su responsabilidad, ha trabajado sin descanso para hacer de Irun una ciudad cada vez mejor.

Como el mal estudiante sabe, el examen no se aprueba estudiando el último día. Uno no se puede pasar 4 años alejado de la realidad irunesa y querer pisar el acelerador en los últimos seis meses con propuestas y soluciones mágicas, pero hay que trabajar día a día. Y eso es lo que hemos hecho. Acordándonos siempre de que “solo en el diccionario, el éxito está por delante del trabajo.”