Hace unos meses Ficoba hizo balance. Quinto año consecutivo de superávit y un 2014 que cerraba con unos ingresos de  más de 1.300.000 euros, un 22% más que en el año anterior, obteniendo un superávit superior a los 160.000 euros.

Y no puedo olvidar cuando veo estas cifras lo duro que ha sido el camino. No desde su inauguración en 2003, si no mucho antes. Cuando ninguna de las instituciones que ahora forman parte de esta consolidada infraestructura estratégica, estaban dispuestas a apostar por ella. Y no solo no colaboraban si no que incluso pusieron palos en la rueda.

En Irun creímos en Ficoba. Desde el principio. Como elemento dinamizador, como herramienta de diversificación para nuestra economía. Porque sabíamos que iba a estar adaptada a los tiempos. Pensamos en un recinto ferial gipuzkoano, en todos los sentidos. Con el valor de su situación transfronteriza. Sin espacios sobredimensionados y si muy polivalentes.

Pero costó. Costó porque solo el Ayuntamiento de Irun ha colaborado en el pago del crédito para su construcción (que por cierto termina en el primer trimestre del 2016). Y costó porque nadie quiso apoyar el proyecto, ni con dinero ni con eventos. Y costó porque en pleno arranque el mundo se vino abajo y la crisis disparó todas las alarmas y frenó los avances. Y aún así, con todo en contra Ficoba es hoy un ejemplo a seguir.

Pero así lo dicen sobre todo los numeros: los de la actividad, los visitantes y los días de ocupación. Un total de 215 eventos, más de 140.000 visitantes y una ocupación de 234 días, marcan un año espectacular en nuestro recinto ferial generando en nuestro entorno un impacto económico de 8,1 millones de euros. Hoteles, taxis, restaurantes…gente y gastos que no se hubieran producido en Irun de no estar Ficoba.

Pero además Ficoba se va consolidando como un nuevo escenario de los iruneses. Eventos, ferias, galas deportivas, programas de radio y conciertos, comidas populares, y bailes de mayores… todo va encontrando su lugar en Ficoba, y los iruneses la han ido haciendo a cada vez más suya.

El proyecto es hoy una realidad, y me alegro. Mucho. Porque ha habido que peleárselo, que defenderlo, que enfrentarse desde antes de que se construyera. No deja de sorprenderme que recintos feriales cercanos hablen de una deuda que supera los 330 millones de euros, de déficit anuales por encima del millón y medio, y que sigan contando con el apoyo de instituciones vascas.

En fin… cada uno a lo suyo. Hoy Ficoba es ya una realidad, consolidada y de éxito, solo hace falta ver esas inauguraciones tan populosas que en ediciones anteriores solo contaban con la presencia municipal.