Estamos viviendo estos días las jornadas finales de una obra que nos ha cambiado por completo el corazón de la ciudad, la plaza de San Juan. Tras dos años de obras, la primavera llega a nuestra plaza con las flores de los árboles que por primera vez tenemos junto al ayuntamiento y que son reflejo de un nuevo espacio amable y hermoso del que, estoy seguro, vamos a disfrutar todos.

Es el presente que elegimos para nuestro centro ciudad muchos iruneses y que hoy ha pasado de proyecto a realidad.

Pero casi en paralelo vamos a entrar en una nueva fase de obra en la que veremos dejar la plaza a La Bixera.

Tenemos que reconocer que no es, probablemente, un edificio bonito, ni siquiera tiene un gran valor arquitectónico e incluso mirando la historia es testigo de la posguerra más dura, recuerdo urbano de los difíciles momentos que esta ciudad tuvo que vivir tras el incendio del 36. Sin embargo “La Tejavana”, como la llaman muchos, ha formado parte de nuestro día a día, y a pesar de los problemas de seguridad que ahora misma entraña y de la necesidad de pensar en una urbanización armoniosa para todo el espacio, soy consciente del valor sentimental de este edifico para muchos iruneses.

Por eso y mirando al futuro con nuestro pasado presente, hemos decidido guardar desde el ayuntamiento un fragmento de La Bixera que junto al dossier histórico y fotográfico de la misma, guardaremos para la posteridad.