San Miguel es el barrio del ferrocarril. Su desarrollo y sus momentos de más ambiente, cuando las calles mantenían actividad a todas horas del día y de la noche , han coincidido con momentos de esplendor ferroviario. Mis recuerdos de infancia de la calle Estación (que entonces tenía nombre de militar) y de la calle Zubiaurre están ligados al bullicio desde muy temprano, con emigrantes que entonces utilizaban el tren para buscarse el sustento en Francia y otros paises de Europa. Desde entonces las cosas han cambiado mucho y el barrio ha vivido un poco también la decadencia que el tren ha sufrido durante los años 80 y 90. Se mantienen buena parte de sus habitantes de siempre que llegaron sobre todo durante los años 60, pero hay cambios sociales que se han producido con la llegada de inmigrantes de otros países. Todo eso había producido un poco de angustia en muchos vecinos que no reconocían el barrio de toda su vida. Empezaban a aparecer problemas y había que atajarlos. Y a ello me comprometí con todos mis vecinos de siempre y con los que han llegado después.
Tenemos un gran plan para que San Miguel se convierta de nuevo en un eje central de vida, comercio y actividad, que en parte nunca ha dejado de ser. La renovación urbana de las calles Estación y Hondarribia, ya casi finalizadas, y la gran operación de San Miguel Anaka, que da sus primeros pasos en las obras de Lepanto, son parte visible de ese cambio, pero no son los únicos. Hemos puesto en marcha un programa de apoyo al comercio , alquilando locales con actividades molestas y poco deseables, para ofrecerselo a emprendedores que montan nuevos negocios, que dan vida y movimiento de personas. Varios son ya una realidad. Hemos renovado calles e iluminación de casi todo el barrio. La seguridad ha mejorado y el sistema OTA ha aportado orden y aparcamiento donde había eternos problemas. Soy consciente de que falta mucho todavía, pero cuando los cambios empiezan son imparables y los vecinos lo notan y se sienten orgullosos de su protagonismo y del nuevo barrio que empieza a surgir. Pero lo mejor, lo más importante está por llegar. El nuevo ferrocarril, el de alta velocidad , llegará a Irun, llegará a San Miguel y junto a él se vivirá otra revolución urbana como la que hizo nacer este barrio hace más de un siglo. Pero de ésto, de la vivienda pública y de las ilusiones renovadas hablaré en otro momento. Ahora espero a la primavera para disfrutar de los árboles de la nueva calle Estación. Me hubiera encantado tenerlos cuando era un chaval del barrio.
Lo primero darle la enhorabuena por los cambios del barrio de la estación (que es como nostros lo hemos llamado toda la vida) Lo segundo desearle que pueda hacer lo mismo en otros puntos de la ciudad como la parte vieja. Ya sé que se han empezado a hacer cosas y que despues de la plaza del ayuntamiento vendrá la alameda de urdanibia, pero es que todo eso esta muy mal