Esta que hoy terminamos, ha sido una semana intensa. Una semana especial me atrevería a decir, una de esas semanas en la que ocurren cosas que hay que gestionar y vivir desde la razón y el corazón.

Éste, el corazón, uno de color rojo Irun, es el protagonista de la campaña que acabamos de presentar y queremos que se convierta en el símbolo de un comercio vivo y activo que caracteriza nuestra ciudad. Y es que el comercio irunés no solo es variado y de calidad, es uno de nuestros motores económicos y la razón nos tiene que llevar a apoyarlo comprando en él, pensando en positivo, porque más de 2550 personas trabajan en nuestro comercio irundarra.

Mucho corazón y la razón de los tribunales, son los que quise llevar a la Mesa de Derechos Humanos e Igualdad a la que Bildu me llamó a comparecer, también esta semana. El Alarde. En noviembre. Otra vez.  La ausencia de un conflicto que sólo reflejan las instituciones y algunos grupos políticos,  y la negación de que en Irun se celebre un acto discriminatorio, porque así lo dijo, ni más ni menos que el Tribunal Supremo, unido al sentimiento que cualquier irunés pone para hablar del 30 de junio, fueron las bases de mi intervención en una mañana intensa y satisfactoria.

La semana llegaba al sábado con una cita emotiva de verdad. Quise presentar mis ganas de seguir siendo alcalde de todos los iruneses. Delante de la casa en la que nací, en la calle Estación. Arropado por los que me conocen y los que comparten conmigo la pasión que tengo por esta ciudad. No pudo ser más emotivo.

Lo dicho corazón y razón necesario, imprescindibles.